En Greencrop, creemos que el conocimiento es una de las herramientas más poderosas para transformar la agricultura. Por eso, hemos desarrollado este glosario agrícola como un recurso práctico y confiable para agricultores, estudiantes, técnicos y profesionales del sector que desean profundizar en los conceptos clave del manejo del suelo, la fertilización y la salud de los cultivos. Aquí encontrarás definiciones claras de términos fundamentales que te permitirán tomar decisiones más informadas y sostenibles en el campo. Esta es una muestra más del compromiso de Greencrop con la formación continua y el fortalecimiento técnico del agro latinoamericano.
Abono: Material orgánico descompuesto o en proceso de descomposición que se aplica al suelo para mejorar su estructura, aireación, capacidad de retención de agua y fertilidad. Libera nutrientes gradualmente y estimula la actividad microbiana.
Ácidos fúlvicos: Fracción del humus de bajo peso molecular y alta acidez, soluble tanto en medios alcalinos como ácidos. Favorecen la absorción de nutrientes y mejoran la permeabilidad del suelo.
Ácidos húmicos: Fracción del humus con alto peso molecular y bajo grado de acidez. Son solubles en medio alcalino y precipitan en medio ácido. Mejoran la retención de humedad, la estructura del suelo y la disponibilidad de nutrientes.
Acondicionador de suelos: Producto natural o sintético que mejora las condiciones físicas, químicas o biológicas del suelo. Aumenta la porosidad, la retención de agua y la actividad microbiana, favoreciendo el desarrollo radicular.
Agua aprovechable: Es el contenido de humedad del suelo entre la capacidad de campo y el punto de marchitez permanente. Representa el agua disponible para ser absorbida por las plantas.
Aminoácidos: Compuestos orgánicos fundamentales en los procesos fisiológicos de las plantas. En el suelo, forman parte de la materia orgánica no húmica y sirven como fuente de nitrógeno y energía para los microorganismos.
Análisis de suelo: Estudio físico-químico y biológico que permite conocer las características del suelo, su fertilidad y necesidades nutricionales, para establecer un plan de fertilización adecuado.
Arada: Labor agrícola primaria que consiste en romper y voltear la capa superficial del suelo (15–20 cm), incorporando residuos vegetales y mejorando la aireación y retención de humedad.
Capacidad de campo: Contenido de humedad del suelo después de que ha drenado el exceso de agua, retenido a tensiones entre -0.1 y -0.3 atm. Es el punto óptimo de humedad para el crecimiento vegetal.
CIC (Capacidad de Intercambio Catiónico): Capacidad del suelo para retener e intercambiar cationes (Ca²⁺, Mg²⁺, K⁺, etc.). A mayor CIC, mayor capacidad de fertilidad y retención de nutrientes.
Color del suelo: Indicador visual relacionado con el contenido de materia orgánica, óxidos metálicos y condiciones de drenaje. Tonos oscuros indican materia orgánica; rojos, buena aireación; grises o blancos, problemas de drenaje o baja fertilidad.
Complejo físico: Conjunto de propiedades físicas del suelo, como textura, estructura, porosidad y densidad, que determinan su capacidad para retener agua, aire y facilitar el crecimiento radicular.
Complejo granulado: Fertilizante compuesto en forma de gránulo que contiene varios nutrientes esenciales. Permite una liberación controlada, facilita la dosificación y mejora la distribución en el suelo.
Conductividad eléctrica: Medida de la capacidad del suelo para conducir electricidad, directamente relacionada con la concentración de sales solubles. Se usa para evaluar la salinidad del suelo.
Densidad del suelo: Relación entre el peso y el volumen del suelo. Puede ser:
- Densidad real: Considera solo los sólidos.
- Densidad aparente: Considera sólidos y poros. Influye en la compactación y aireación del suelo.
Disponibilidad de nutrientes ligado al análisis de suelos: Capacidad de los nutrientes del suelo para ser absorbidos por las plantas, determinada mediante análisis químicos que evalúan el pH, la CIC y la presencia de elementos esenciales.
Dosis: Cantidad exacta de fertilizante recomendada por unidad de área (kg/ha) o por planta, definida según los requerimientos del cultivo y los resultados del análisis de suelo.
Drenaje: Conjunto de prácticas para eliminar el exceso de agua del suelo, mejorando la aireación y evitando daños por asfixia radicular. Puede ser superficial (aguas de lluvia) o subterráneo (nivel freático).
Edafología: Ciencia que estudia el suelo como medio de crecimiento vegetal. Analiza sus propiedades físicas, químicas y biológicas para optimizar su uso agrícola.
Elementos primarios o macronutrientes de las plantas: Nutrientes esenciales requeridos en grandes cantidades: Nitrógeno (N), Fósforo (P), Potasio (K), Calcio (Ca), Magnesio (Mg) y Azufre (S). Son vitales para procesos metabólicos y estructurales.
Erosión: Pérdida del suelo por acción del agua o el viento. En zonas tropicales como Colombia, la erosión hídrica es predominante. Provoca pérdida de nutrientes, estructura y fertilidad del suelo.
Estructura del suelo: Organización de las partículas del suelo (arena, limo y arcilla) en agregados. Una buena estructura mejora la infiltración, aireación y el desarrollo radicular.
Exudados: Sustancias de bajo peso molecular liberadas pasivamente por las raíces, como azúcares, aminoácidos y ácidos orgánicos. Sirven de fuente de energía para los microorganismos del suelo y favorecen la rizosfera.
Fertilizante: Sustancia natural o sintética que aporta nutrientes esenciales a las plantas para su desarrollo y producción. Puede ser orgánico, químico, edáfico, foliar o líquido, según su origen y forma de aplicación.
Fertilizante edáfico: Fertilizante que se aplica directamente al suelo, donde los nutrientes son absorbidos por las raíces. Puede ser en forma granulada, líquida o en polvo.
Fertilizante foliar: Solución líquida aplicada sobre las hojas, que permite una rápida absorción de nutrientes. Se utiliza para corregir deficiencias nutricionales en etapas críticas del cultivo.
Fertilizante líquido: Fertilizante en estado líquido que se aplica mediante riego, aspersión o fertirriego. Su uso optimiza la eficiencia nutricional y permite respuestas rápidas en el cultivo.
Fertilizante orgánico: Fertilizante derivado de materiales de origen vegetal o animal. Mejora la fertilidad del suelo a largo plazo, aporta nutrientes de forma lenta y favorece la actividad biológica.
Fertilizante químico: Producto inorgánico con concentración precisa de nutrientes. Se disuelve fácilmente y permite una dosificación exacta para suplir necesidades específicas del cultivo.
Fertilización: Proceso de suministrar nutrientes a las plantas mediante la aplicación de fertilizantes. Su objetivo es cubrir los requerimientos nutricionales del cultivo y optimizar la producción.
Humificación: Proceso por el cual la materia orgánica se transforma en humus. Favorece la acumulación de carbono orgánico y mejora la estructura, fertilidad y color del suelo.
Humus: Fracción estable de la materia orgánica del suelo, compuesta por ácidos húmicos, fúlvicos y huminas. Mejora la estructura del suelo, la retención de agua y la disponibilidad de nutrientes.
Huminas: Fracción del humus insoluble en medios ácidos o alcalinos. Es la más resistente a la descomposición y está compuesta por residuos orgánicos complejos como lignina y celulosa.
Labranza cero: Práctica de siembra directa sin remover el suelo. Se limita a abrir pequeños surcos para la semilla, conservando la estructura y reduciendo la erosión.
Labranza convencional: Sistema intensivo que incluye varios pasos (arado, rastrillado, nivelación). Deja el suelo pulverizado pero puede deteriorar su estructura y aumentar la erosión.
Labranza horizontal: Labranza que afecta uniformemente el perfil del suelo con implementos como discos o vertederas. Se utiliza para remover todo el volumen superficial del suelo.
Labranza mínima: Sistema que reduce al máximo las intervenciones mecánicas en el suelo. Permite una siembra eficiente manteniendo su estructura y humedad.
Labranza primaria: Labranza profunda con implementos pesados (arado de disco, subsolador). Se realiza para descompactar, airear e incorporar materia orgánica.
Labranza reducida: Práctica que limita la frecuencia e intensidad de las labores. Conserva la estructura del suelo y reduce costos y pérdidas de humedad.
Labranza secundaria: Labores superficiales con el fin de fragmentar terrones, nivelar y preparar el terreno para la siembra. Se realiza con rastras o cultivadores.
Labranza vertical: Técnica para romper capas compactadas profundas. Se hace con subsoladores para mejorar la infiltración, aireación y desarrollo radicular.
Lisatos: Compuestos orgánicos liberados por la lisis de células envejecidas o muertas de las raíces. Son fuente de carbono y nutrientes para los microorganismos.
Lixiviación: Proceso por el cual el agua en exceso arrastra nutrientes solubles fuera del perfil del suelo, reduciendo su fertilidad. Es común en climas húmedos.
Macroorganismos: Organismos del suelo visibles a simple vista (>6 mm), como lombrices, insectos y pequeños vertebrados. Participan en la aireación y descomposición de materia orgánica.
Mesoorganismos: Organismos de tamaño intermedio (200 μm – 6 mm), como ácaros y colémbolos. Ayudan a fragmentar materia orgánica y promueven la formación de agregados.
Micronutrientes de las plantas: Nutrientes requeridos en pequeñas cantidades, pero esenciales para el metabolismo vegetal. Incluyen Fe, Mn, Zn, Cu, B, Mo y Cl.
Microorganismos: Organismos del suelo menores a 200 μm, como bacterias, hongos y protozoos. Descomponen materia orgánica, mineralizan nutrientes y forman asociaciones simbióticas con las plantas.
Mineralización: Transformación de nutrientes orgánicos a formas inorgánicas disponibles para las plantas, como nitratos, fosfatos o sulfatos. Es llevada a cabo por microorganismos del suelo.
Pedología: Rama de la ciencia del suelo que estudia su formación, evolución, morfología y clasificación como cuerpo natural, sin considerar su uso agrícola.
Permeabilidad: Propiedad física del suelo que determina su capacidad para permitir el paso del agua. Depende de la textura, estructura y porosidad del suelo.
pH del suelo: Medida de la acidez o alcalinidad del suelo. Influye en la disponibilidad de nutrientes y la actividad biológica. Valores entre 5.5 y 7.5 son óptimos para la mayoría de cultivos.
Porosidad: Porcentaje de espacios vacíos (poros) en el suelo, donde se almacena aire y agua. Una alta porosidad favorece la aireación y el desarrollo de raíces.
Propiedades físicas del suelo: Características como textura, estructura, porosidad, densidad y permeabilidad. Determinan la capacidad del suelo para almacenar agua, aire y permitir el desarrollo radicular.
Punto de marchitez permanente: Contenido de humedad del suelo en el que las plantas ya no pueden extraer agua, y se marchitan de forma irreversible. Se encuentra a tensiones de -15 atm.
Rastrillada: Labor superficial posterior al arado que busca desmenuzar los terrones, nivelar el terreno y controlar malezas. Prepara el suelo para la siembra.
Riego: Aplicación controlada de agua al cultivo para suplir la demanda hídrica cuando la precipitación es insuficiente. Puede hacerse por gravedad, aspersión o goteo.
Secreciones: Compuestos de alto peso molecular, como polisacáridos, liberados activamente por células vivas de la raíz. Forman parte del mucigel y modulan la microbiota de la rizosfera.
Subsolado: Labor profunda (hasta 40 cm) que rompe capas compactadas. Mejora la infiltración, el desarrollo de raíces y la aireación del suelo.
Suelo (definición general): Cuerpo natural formado por procesos físicos, químicos y biológicos a partir del material parental, bajo influencia del clima, organismos, relieve y tiempo. Sirve de soporte para las plantas y otros organismos.
Suelo ácido: Suelos con pH menor a 6.5. En Colombia, representan más del 85 % del territorio agrícola. Suelen tener alta solubilidad de aluminio y deficiencia de fósforo.
Textura: Proporción relativa de arena, limo y arcilla en el suelo. Determina la capacidad de retención de agua, aireación y manejo del suelo.
Este glosario agrícola de Greencrop ha sido creado para acompañarte en cada paso de tu camino hacia una agricultura más eficiente y sostenible. Comprender los términos que definen el comportamiento del suelo, la nutrición de las plantas y la dinámica biológica es esencial para tomar decisiones estratégicas en el campo. Con este recurso, reafirmamos nuestra misión de brindar soluciones integrales que combinan tecnología, conocimiento y pasión por la tierra. En Greencrop, sembramos confianza y cultivamos futuro.